Se quedo sin habla, se froto los ojos para comprobar si era cierto lo que veia. Asi fue como las conocio en una tarde calurosa de verano, a principios de los noventa. El recien se habia mudado a esa casa y no habia tenido casi ningun contacto con los vecinos. Iban con calzas grises andando en bicicleta, quien sabe hasta donde. Nunca habia mirado a una chica de esa manera, mucho menos a mellizas. Para esa epoca no tenia un ideal de mujer, no habia estado con ninguna asi que le venia bien cualquier cosa. Pero ellas no eran cualquier cosa, para empezar tenian su misma edad, o parecian tenerla, pelo rubio un poco por debajo de los hombros y una belleza dificil de explicar. Toda esa tarde se quedo en la vereda esperando cruzarlas de vuelta dispuesto a seguirlas pare ver donde vivian. No aparecieron. Penso y decidio que habia estado bien en quedarse callado, despues de todo ¿que les iba a decir?.
Estuvo toda la semana obsesionado, tenia que verlas de vuelta, salia a la terraza y miraba, salia a la vereda y miraba, abria la ventana y miraba, pero nada, por un tiempo, no encontro lo que buscaba. Hasta que un dia, de casualidad, cuando caminaba hasta lo de un amigo, una de ellas le corto el camino, para salir con su reluciente bicicleta blanca. Vivian justo en la esquina de enfrente, en una casa tipica de clase media, como todas las de la cuadra. Ella le pidio disculpas por interrumpir su caminata y salio andando rapidamente. El no dijo nada, ¿que le iba a decir?.
Los dias pasaron, el verano tambien, y como no podia ser de otra manera, empezaron las clases. El ya no tenia tanto tiempo libre como para pasarsela espiando a las rubias, pero cuando caminaba por la zona, los radares se activaban. Todos sus amigos del colegio sabian de su existencia, en cada reunion que hacian en su casa, preguntaban por ellas y cada tanto pegaban una ojeada a ver si las veian. Querian comprobar sus dichos, y seguramente tirarselas abajo, decirle que no era para tanto, que era un pajero de mierda, que ellos conocian a muchas mejores que esas dos. Alguno que otro tuvo oportunidad de verlas, y quedaron tan embobados como el. Logicamente se quedaron mudos, ¿que les iba a decir?.
Un dia llega cansado de jugar al futbol, con las medias bajas (el era de esos delanteros con no mucha gambeta, pero si velocidad para dejar rivales en el camino, que siempre usaba las medias arremangadas porque eso lo hacia ver como "mas jugador"; creencia estupida de un juego estupido), transpirado, despeinado y sobre todo, sucio. Abre la puerta del garage de su casa, cuando adentro se encuentra a su hermana charlando con las mellizas mas lindas del planeta. Las miro como avergonzado, ellas no parecieron fijarse en el, con tremenda pinta lo unico que queria hacer era desaparecer, no podia tener tanta mala suerte, justo en esa situacion lo vienen a encontrar!. Bajo la cabeza y salio de la escena. Despues se entero que estaban ahi porque una amiga de una amiga de una amiga de la hermana las conocia y ellas necesitaban algo que su hermana tenia. Asi fue como una vez mas no pronuncio palabra, ¿que les iban a decir?.
El tiempo paso, se las cruzo muchas veces mas. Vestidas con su jumper del colegio, vestidas de fiesta, vestidas elegantes a punto de salir, pero su fetiche favorito seguian siendo las calzas. Este amor platonico duro un par de años, dos, tres quizas. Hasta que un dia un camion empezo a descargar cosas en la casa de la esquina, justo en esa casa. Salio corriendo a ver que sucedia, se sento a unos metros y observo. Ni noticias de ellas, una señora gorda, aburrida, con su marido en identicas condiciones bajaban un mueble tras otro. Estaba mas que claro, se habian marchado. El barrio habia perdido su gracia, lo unico que lo hacia especial se habia ido, sin despedirse, sin anestesia, dejandole un vacio que le costo mucho cerrar. Hasta el dia de hoy, cuando pasa por esa esquina se sonrie y las recuerda. Si las conoces, contale la historia con lujo de detalles, pero por favor no las contactes conmigo, todavia no se que decirles.
k r i s t i a n
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